Existen pocas cosas que sean más evidentes o reales que la presencia de conflictos. Están por todos lados. En un mundo caído, los conflic...
Existen pocas cosas que sean más evidentes o reales que la presencia de conflictos.
Están por todos lados. En un mundo caído, los conflictos son un hecho, una norma, una parte común de nuestras vidas. La meta no consiste en la ausencia de conflictos, sino más bien, en la resolución de conflictos de manera fiel y fecunda, eficiente y eficaz. Para aquellos que están en posiciones de liderazgo en el ministerio cristiano, su labor como líder es brindar las soluciones redentoras de Dios a los conflictos de la humanidad originados por el pecado.
Desde el momento en que Adán y Eva comieron el fruto prohibido (Génesis 3.1-24), el pecado comenzó a crear problemas y Dios, inmediatamente, puso en marcha su plan de redención para hacer frente a esos problemas. El libro del Génesis registra la rápida difusión e intensificación de los conflictos originados por el pecado. Del mismo modo, muestra cómo Dios empieza a usar a agentes humanos fieles y escogidos como parte de su solución a esos conflictos.
Nehemías fue un gran solucionador de conflictos, y él mismo estaba enfrentado un conflicto enorme. La destrucción de las murallas que rodean Jerusalén, la seguridad del pueblo de Dios y el bienestar futuro, y la reputación del Dios de Israel, fue lo que aparentemente había dejado a su pueblo indefenso. En los Evangelios, hallamos a Jesús constantemente haciéndole frente a conflictos de todo tipo. Ya sea sanando enfermos, echando fuera demonios, confrontando a los líderes religiosos establecidos entonces, reprendiendo y corrigiendo a sus discípulos, o bien atendiendo las necesidades genuinas de los buscadores espirituales en Israel, Jesús resolvió los conflictos de las personas. Al leer las cartas del apóstol Pablo, rápidamente se nota que gran parte de sus escritos abordan los conflictos dentro de las iglesias locales que él había plantado. Las iglesias en Galacia estaban teniendo conflictos teológicos, y la iglesia en Corinto enfrentaba conflictos teológicos, espirituales, de liderazgo, relaciones y organización.
Mientras que los seguidores, a menudo, se complacen en quejarse de los conflictos, los líderes son aquellos que se sienten motivados y son capaces de resolver conflictos. Esto es parte del trabajo de liderazgo, y los líderes más fructíferos son los que encuentran soluciones creativas a la corriente constante de conflictos que se presentan en sus caminos. Los mejores líderes no son simplemente reactivos a los conflictos; sino más bien, los resuelven de forma proactiva. Ser un solucionador proactivo de problemas significa: (1) que trabaja para prevenir algunos conflictos, incluso antes que estos surjan, (2) que trabaja en los pequeños conflictos para evitar que se conviertan en grandes y (3) que da comienzo a la resolución de conflictos antes de que se vean obligados a hacerlo.
Hay una palabra muy interesante en la lengua griega del Nuevo Testamento que ilustra esto. En Santiago 1.2-4, leemos: "Considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada". Si usted lee Santiago 1.12-15, encuentra las palabras: prueba y tentación. En todos los casos, se usa la palabra griega: periasmos. Periasmos puede traducirse de dos maneras, como “tentación” (la cual es negativa y tiene consecuencias dañinas), o puede traducirse como “prueba” (la cual es positiva y busca generar consecuencias positivas). De hecho, un periasmos es simultáneamente una tentación y una prueba. El diablo quiere usar el periasmos como una tentación para dañarle. Pero Dios desea usar el periasmos como una prueba que produzca madurez.
Animamos a los líderes a mirar cada periasmos (cada conflicto, cada lucha) como un desafío y una oportunidad para el cambio positivo, el crecimiento y la madurez. Con este modo de pensar de la fe, la confianza y la esperanza, los líderes hallan la energía motivadora para enfrentar los conflictos/desafíos de maneras positivas.
Adaptado del curso “Resolución de conflictos” por el Dr. Brian K. Rice.
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Están por todos lados. En un mundo caído, los conflictos son un hecho, una norma, una parte común de nuestras vidas. La meta no consiste en la ausencia de conflictos, sino más bien, en la resolución de conflictos de manera fiel y fecunda, eficiente y eficaz. Para aquellos que están en posiciones de liderazgo en el ministerio cristiano, su labor como líder es brindar las soluciones redentoras de Dios a los conflictos de la humanidad originados por el pecado.
Desde el momento en que Adán y Eva comieron el fruto prohibido (Génesis 3.1-24), el pecado comenzó a crear problemas y Dios, inmediatamente, puso en marcha su plan de redención para hacer frente a esos problemas. El libro del Génesis registra la rápida difusión e intensificación de los conflictos originados por el pecado. Del mismo modo, muestra cómo Dios empieza a usar a agentes humanos fieles y escogidos como parte de su solución a esos conflictos.
Nehemías fue un gran solucionador de conflictos, y él mismo estaba enfrentado un conflicto enorme. La destrucción de las murallas que rodean Jerusalén, la seguridad del pueblo de Dios y el bienestar futuro, y la reputación del Dios de Israel, fue lo que aparentemente había dejado a su pueblo indefenso. En los Evangelios, hallamos a Jesús constantemente haciéndole frente a conflictos de todo tipo. Ya sea sanando enfermos, echando fuera demonios, confrontando a los líderes religiosos establecidos entonces, reprendiendo y corrigiendo a sus discípulos, o bien atendiendo las necesidades genuinas de los buscadores espirituales en Israel, Jesús resolvió los conflictos de las personas. Al leer las cartas del apóstol Pablo, rápidamente se nota que gran parte de sus escritos abordan los conflictos dentro de las iglesias locales que él había plantado. Las iglesias en Galacia estaban teniendo conflictos teológicos, y la iglesia en Corinto enfrentaba conflictos teológicos, espirituales, de liderazgo, relaciones y organización.
Mientras que los seguidores, a menudo, se complacen en quejarse de los conflictos, los líderes son aquellos que se sienten motivados y son capaces de resolver conflictos. Esto es parte del trabajo de liderazgo, y los líderes más fructíferos son los que encuentran soluciones creativas a la corriente constante de conflictos que se presentan en sus caminos. Los mejores líderes no son simplemente reactivos a los conflictos; sino más bien, los resuelven de forma proactiva. Ser un solucionador proactivo de problemas significa: (1) que trabaja para prevenir algunos conflictos, incluso antes que estos surjan, (2) que trabaja en los pequeños conflictos para evitar que se conviertan en grandes y (3) que da comienzo a la resolución de conflictos antes de que se vean obligados a hacerlo.
Hay una palabra muy interesante en la lengua griega del Nuevo Testamento que ilustra esto. En Santiago 1.2-4, leemos: "Considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada". Si usted lee Santiago 1.12-15, encuentra las palabras: prueba y tentación. En todos los casos, se usa la palabra griega: periasmos. Periasmos puede traducirse de dos maneras, como “tentación” (la cual es negativa y tiene consecuencias dañinas), o puede traducirse como “prueba” (la cual es positiva y busca generar consecuencias positivas). De hecho, un periasmos es simultáneamente una tentación y una prueba. El diablo quiere usar el periasmos como una tentación para dañarle. Pero Dios desea usar el periasmos como una prueba que produzca madurez.
Animamos a los líderes a mirar cada periasmos (cada conflicto, cada lucha) como un desafío y una oportunidad para el cambio positivo, el crecimiento y la madurez. Con este modo de pensar de la fe, la confianza y la esperanza, los líderes hallan la energía motivadora para enfrentar los conflictos/desafíos de maneras positivas.
Adaptado del curso “Resolución de conflictos” por el Dr. Brian K. Rice.
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